EL ESPÍRITU SANTO Y LA INSPIRACIÓN
Inspiración es el término utilizado para describir la influencia de Dios por medio de la obra del Espíritu Santo al transmitir su mensaje a través de instrumentos humanos. La obra del Espíritu Santo en el proceso de inspiración es la razón por la que encontramos una unidad fundamental en toda la Escritura en relación con la verdad. Como Espíritu de verdad (Juan 14:17 ( CB ) ; 15:26 ( CB ) ; 16:13 ( CB ) ), el Espíritu Santo nos guiará a toda la verdad.
Lee 2 Pedro 1:21 ( CB ) ; Deuteronomio 18:18 ( CB ) ; Miqueas 3:8 ( CB ) ; y 1 Corintios 2:9 al 13 ( CB ) . ¿Qué nos enseñan estos textos acerca de los escritores bíblicos y del involucramiento de Dios en el origen de la Biblia?
Ser “impulsados por el Espíritu Santo” (2 Ped. 1:21 ( CB ) , NVI) es una afirmación fuerte de la obra del Espíritu Sasnto en la inspiración. En 1 Corintios 2:9 al 13 ( CB ) , el apóstol Pablo atribuye la revelación y la inspiración al Espíritu Santo. A nosotros los apóstoles, dice Pablo, Dios reveló las cosas ocultas que ningún ojo ha visto, y que menciona en el versículo 9. Dios las reveló por medio del Espíritu (1 Cor. 2:10).
Los apóstoles han recibido este “Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (vers. 12). Luego, en el versículo 13, pasa a referirse a la obra de la inspiración, donde habla “no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el Espíritu, combinando pensamientos espirituales con palabras espirituales” (BA). Pablo no tenía duda en cuanto a la fuente y la autoridad de lo que estaba proclamando.
Aunque muchas partes de la Biblia son un resultado de la revelación sobrenatural directa de Dios, no todo en la Biblia fue revelado de esa manera. A veces, Dios usó a los escritores bíblicos y su investigación cuidadosa personal de las cosas o su uso de los documentos existentes (Jos. 10:13 ( CB ) ; Luc. 1:1-3 ( CB ) ), a fin de revelar y comunicar el mensaje divino. De manera que todas las partes de la Biblia son reveladas o inspiradas (2 Tim. 3:16). Esta es la razón por la cual Pablo afirma que “todo” lo que fue escrito lo fue para nuestra enseñanza, para que por medio del “consuelo de las Escrituras tengamos esperanza” (Rom. 15:4, BA). El Dios que habla y que creó el lenguaje humano capacita a personas escogidas para comunicar en palabras humanas los pensamientos inspirados, de un modo fidedigno y confiable.
“Dios se ha dignado comunicar la verdad al mundo por medio de instrumentos humanos, y él mismo, por su Santo Espíritu, habilitó a hombres y los hizo capaces de realizar esta obra. Guió la inteligencia de ellos en la elección de lo que debían decir y escribir. El tesoro fue confiado a vasos de barro, pero no por eso deja de ser del Cielo” (CS 10).